Luego de 16 años y con un talento intacto, Elton John (61) regresó a la Argentina para revalidar porqué sigue siendo una leyenda de la música. Dueño de una eterna habilidad para el piano, un título de caballero de la Corte Inglesa que alimenta el mito, y un carisma que desafía el tiempo, el cantante desembarcó con sus canciones en el Estadio de Boca Juniors para repasar muchos de los éxitos de sus 40 años de trayectoria. Todo sucedió el jueves 22 de enero y frente a 25 mil personas, y cuando los primeros aplausos le dieron la bienvenida al artista británico, provenientes de los famosos invitados que disfrutaron de su concierto desde el VIP Gold dispuesto en exclusiva por CARAS y en una convocatoria que también incluyó un concurso que premió a sus lectores con acceso al show. En una noche de grandes expectativas, la gran sorpresa fue la llegada de un recuperado Charly García (57), en su primera salida luego de su aguda crisis y posterior recuperación. Es que el icono del rock argentino es un gran admirador del artista inglés, con quien comparte tanto un dominio absoluto del piano como un genio creativo sin discusión.
Antes, ya había pisado el escenario James Blunt, el ex soldado del ejército británico devenido en músico y, en esta nueva gira de Sir Elton, el encargado de abrir sus recitales. En una noche donde las baladas y los acordes del pop dominaron la apuesta, no faltaron los exóticos atuendos que hicieron famoso a Elton,—ataviado en esta ocasión con sus clásicos lentes color lila y un frac negro con lentejuelas verdes y vivos turquesas— ni la devolución del afecto del músico hacia su público. Luego de abrir su presentación con el instrumental “Funeral for a Friend/Love Lies”, Elton se paró sobre su silla y dijo estar “muy contento de haber vuelto a la Argentina”. Acto seguido, calificó al público de “maravillosa gente”. Luego, durante “Tiny Dancer”, el cuarto tema del repertorio, el artista intercaló los principales acordes de la ópera rock Evita, “Don Cry for me Argentina”, de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, y arrancó en un guiño cómplice la ovación del estadio. Parece que la estadía del artista en Buenos Aires le deparó satisfacciones tanto arriba como debajo del escenario: ni bien llegó a la Argentina, el genial cantante salió a cenar por Puerto Madero, elogió la carne argentina, firmó autógrafos a sus fanáticos, y hasta salió a comprar antigüedades por la calle Alvear, aún vestido con sus coloridos trajes y a pesar de los 30 y pico grados de temperatura. Antes de partir rumbo a Chile, tenía previsto trasladarse desde el hotel Park Hyatt, donde estuvo alojado, para tener un encuentro oficial con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en Casa de Gobierno, ya en la tarde del viernes, aunque éste no se concretó, por lo que decidió hacer shopping.
Pero de regreso a la noche del jueves y dentro del palco de prensa, los aplausos y elogios de Charly hacia el caballero de la música continuaban sumándose. “Me encanta el recital y todos sus hits. Es un gran maestro y tocó el piano por más de dos horas sin parar. Me gustó mucho y sería un placer poder conocerlo personalmente”, dijo García. Con un vaso de gaseosa en la mano, un semblante sereno, y un humor renovado, el músico argentino se sentó en la primera fila. Había llegado al estadio a las 21:45 acompañado por Nazareno Casero, Guillermina Valdés, y Rosario, Julieta y Sebastián Ortega, los hijos de Ramón “Palito” Ortega, el artífice junto a toda su familia de la gran recuperación del artista. Todo el grupo lo había ido a buscar al campo que la familia posee en Luján y donde Charly continúa su restablecimiento, luego de aquel dramático incidente en un hotel de Mendoza, dos internaciones psiquiátricas y otra por neumonía. Ya aumentó diez kilos gracias a la combinación de asados, torta y helados, camina, nada y hace ejercicios de elongación con un personal trainer, a fin de preparar los músculos adormecidos por los medicamentos que le dieron para combatir la abstinencia y mejorar la flexibilidad de sus piernas y brazos para tocar la guitarra y el piano. También se traslada dos veces por semana hacia el centro porteño a fin de continuar con los tratamientos médicos que incumben a su recuperación. Toda una realidad de cambio que el músico asimila con lucidez, mucha paz y gran entusiasmo. “Sé que de todo esto saldrá algo muy bueno. Me estoy recuperando y cada día me siento mejor. ”, dijo Charly. Sus amigos sonríen al escucharlo. Dicen que tiene muchos deseos de volver a la música y que ya compuso cinco temas en el estudio que Palito tiene en su casa de Luján. Hacia el final del show de Elton John, cerca de la 2 de la mañana y muy conformes por la calidad del espectáculo, Charly y todo su grupo abandonaron la Bombonera para calmar el apetito en el restaurante Ruffino, donde su dueño, Cucho Fasce, les preparó un mesa con pastas caseras y pizzas a la parrilla. Dejaron el lugar pasadas las tres y Charly partió nuevamente rumbo a su refugio de Luján. “Dejarse curar o cuidar es bueno también. Y no tengo apuro. Estoy rejuveneciendo y me entusiasma el cambio (...)Tengo que seguir trabajando para estar al cien por cien. Me da mucha curiosidad pensar en todo lo que puede venir”, confesó el artista a la revista Newsweek, en diciembre pasado. Y ahora, en su primera salida, verlo sonreír y hacer con sus dedos el gesto de paz permite soñar que para Charly dicha seña simboliza mucho más que un gesto.
Fuente. http://charlygarcia.blogspot.com