Está en otra habitación, a un par de metros del sofá blanco donde este periodista aprovecha para despatarrarse. Son las nueve y pico de la noche. Hay que esperar, porque Charly García tiene su cabeza y su cuerpo en hacerle retoques al sonido y a la letra de su nuevo disco. Un rato después, la música para. Aparece Charly, se sienta en el sofá, no pronuncia palabra y, sobre el cartón de la tapa de un viejo long play, escribe: "Dicen que estoy loco, haga lo que haga". Tan en silencio como llegó, se levanta y vuelve a la habitación y a sus instrumentos. La frase, que escribió con un marcador negro de trazo grueso, no es de él. Es el primer verso del "Watching the Wheels" ("Mirando las ruedas"), del disco "Doble fantasía" de John Lennon. Esta no es su casa ni un estudio de grabación. La puerta de la habitación donde está tocando es muy alta y vidriada. A través de los pequeños vidirios se lo puede ver a Charly en plena sesión. Está relajado, como en perfecta armonía, con la cabeza levemente inclinada hacia atrás y los ojos cerrados, gozando de la música que sus dedos larguísimos le sacan al teclado. Esta versión de "Mirando las ruedas", que será parte del nuevo disco y que repite obsesivamente, es en realidad una recreación. Empieza con un charango y la música de "El cóndor pasa", versión Simon & Garfunkel. La canta parte en inglés y parte en español, y también alterna la traducción literal con versos de su cosecha. -Pasá -dice, e invita al periodista a sentarse en una silla de madera que está justo enfrente de él, del otro lado del teclado pintarrajeado. Y convida con un vaso de J&B. Su humor es el mejor, en las antípodas del Charly que revolea guitarras, que patea columnas de sonido, que da saltos mortales desde el escenario hacia la platea de teatros repletos, que demuele hoteles, que se baja los pantalones ante sus fans o que se tira de un noveno piso mendocino. Además del teclado, en la habitación hay cuatro guitarras (una de ellas la tienen colgada, lista para tocar), y un asistente que va registrando los retoques musicales en una PC común y corriente. El lleva puesto un traje negro, corbata gris y una camisa blanca con el botón del cuello desabrochado. "Me vestí para las fotos", aclara. Frente a Sal!, por primera vez presentará al periodismo "Kill Gil", el disco que ya lleva más de un año de preparación y que empezó a grabar en el estudio que Palito Ortega tiene en Luján. "Vamos a hacer una experiencia auricular", propone, y le entrega un auricular al periodista, mientras él lleva puestos los suyos. "Le hablamos al micrófono y nos escuchamos." Nuestras caras están separadas por no más de un metro. Lo que vendrá no será sólo un intercambio de preguntas y respuestas, ni escuchar un cd desde un repoductor. Tocará y cantará Charly sobre pistas grabadas. A medida que van pasando los temas, se verá que el trabajo está casi completamente cocinado. Excepto en un tema en el que canta Palito, todos los demás sólo tienen voces de García. En lo instrumental pasa algo parecido. Hay participaciones de los músicos chilenos que lo vienen acompañanado, y también de Fernando Kabusacki. Pero la mayor parte es tracción a Charly. Ahora viaja a Nueva York a mezclar y darle el toque final. -Hablá vos de tu disco. -Se llama "Kill Gil" y, entre paréntesis, "un disco que se ve". Pretende ser un disco que uno pone en DVD, pero sin ser DVD, porque no tiene 5.1. Solamente usaría el sistema DVD para que en la pantalla aparezcan las letras en varios idiomas, para que se pueda leer lo que yo canto. Algunas canciones las canto en inglés y otras en castellano. Digamos, lo que se ve en la pantalla sería un licuado de imágenes que tengo hace mil años en la cabeza, todas ellas con el menor respeto hacia el cine. -¿Qué te pasa con el cine? -Odio a los que dicen que hacer cine es más difícil que hacer música. Es una boludez que anda flotando en el ambiente. García, hombre que no ocuta sus vicios, tiene una compulsión que supera holgadamente a su atracción por otras sustancias: no puede parar de hacer y tocar música. Es, en ese sentido, un artista químicamente puro. Mientras la mayoría de los músicos sacan un disco, lo promocionan con un par de conciertos, salen de gira y luego se tiran a retozar, García toca y toca todo el tiempo. En su casa, en casa de otro, en bares minúsculos, en teatros, en estadios. No puede parar. Y ahora que tiene el teclado y la guitarra, los instrumentos funcionan como un imán que lo atrae irremediablemente. Entonces para de hablar abruptamente y toca. Y canta uno de los temas de "Kill Gil". Lo canta entero, pero aquí va una parte de la letra, porque no cabe deschavarla entera: Cerrando la cortina mantenemos la ilusión Y cada vez que el canillita trae noticias del final parece figurar que sólo por amor nadie vende diarios La pista, con su letra, sigue sonando, pero él sobrepone su voz en determinadas partes. Por ejemplo, cuando dice: "La jaula no es tan sólo esta pared". O: "No insistas en ponerme cerraduras". Seguimos hablando del disco. -Empieza con la flauta de Kung Fu (en realidad, la del personaje de Davida Carradine en "Kill Bill II", de Quentin Tarantino). Es en la parte que le cuenta a la chica (Uma Thurman), que hace no sé cuantos años, en China, un monje estaba contemplando algo. Y pasó otro monje que ni lo saludó. Entonces, el que estaba contemplando terminó matando como a cincuenta monjes. La primera "Kill Bill" me causó gracia, y pensé en hacer algo mejor que Tarantino. Pero no una película, porque me di cuenta de que no me gusta filmarlas. O sea, yo sé mucho de cine, pero no me coparía andar con 50 personas de aquí para allá. Ni tampoco haría algo para un festival sacándole plata al Estado. Yo creo que las películas, sobre todo acá, están hipervaloradas. Hay una sobrevaloración de la imagen. La gente se comunica por la vista. Y pareciera que el oído no cumple con una función. Corte y al teclado. Otro tema (reproducción incompleta): No importa si te quieres ir no importa si estás no importa si querés venir no importa si vas no importa la televisión no importa la actriz no importa la prostitución no me importa a mí Estamos juntos en la prisión no hay forma de salir -Volvamos a esto de la música y del cine. -Mirá, en mi escala de valores humanos, lo más bajo es un creativo. Un tipo que hace canciones y dice que es un creativo... También las actrices y los directores de cine son lo más bajo que hay. Y un poquito más arriba, los músicos. Los directores que más me gustan tienen un gran oído para la música. -¿Por ejemplo? -Stanley Kubrick. El puso la música en un plano que es indisociable con la imagen. Leonardo Da Vinci decía... Ví "El código Da Vinci" y me compré un libro sobre Leonardo... Bueno, para Da Vinci la vista era lo más. Yo dudo de eso. La música es mover cosas. Y según religiones como la católica, puede derribar muros. Y algunas notas te pueden hacer vomitar. "Kill Gil" vendría a ser un poco la forma de eliminar giles por un lenguaje que no conocen: la música, el sonido. Mirá lo que está pasando ahora con lo que se supone que es música. Los ringtones, men. Imaginate, yo prefiero un ruido a un ringtone. La música afecta como te afecta ver el holocausto. Lo que pasa es que no te das cuenta, porque no le das pelota. Pero los animales no son así. Estoy investigando para hacer música debajo del agua. Si sumergís la música que componés en el aire, suena totalmente distorsionada, es otra cosa... pero llega más lejos. Yo quiero alertar a través de las sensaciones que provoca mi música y el acompañamiento literario que tienen. Me gustaría que, al que la escucha, se le abra esa puerta que tiene diseñada, y que no usa. -¿Qué característica tiene la música de "Kill Gil" que te hacepensar que podés lograr eso? -Este disco está en la, que es el tono universal. Y creo que tiene que ver con que uno se siente bien cuando está en un lugar donde las cosas ronrronean a su gusto. Ahora se le da una gran importancia al olfato, al gusto, al look de un plato de comida. Pero al oído, por suerte para mí, nadie le da bola. Esa es una ventaja que yo tengo, y que quiero usar de la mejor manera, para avivar giles. -Lo de mezclar letras en castellano y en inglés, ¿que intención persigue? -Estuve en los premios Grammy latinos y me dio vergüenza. Me pareció que tratan al latino como si fueran la puerta de servicio. Pero como hay millones de mexicanos y de colombianos y de bla bla en Los Angeles, les dan premios. Pero el rock no tiene nada que ver con eso. Yo quiero competir con los Rolling Stones. Eso es rock. Y el rock nacional... Nació con Los Gatos, después vino Almendra, Manal y al final apareció Sui Generis, que fue el que sacó el corcho y logró que explotara todo. De ahí en más, lo que pasó y sigue pasando es un delirio. Latin no more. Compará los grupos que te nombré con los que tocan ahora. Frena la charla, y se pone a tocar en la guitarra un nuevo rock en el que la letra, entre otras cosas, repite obsesivamente: Yo quiero, yo quiero, yo quiero tu corazón yo quiero Además de grabar en el estudio de Palito Ortega, se sabe que el tucumano canta un tema en "Kill Gil", que Charly compuso a los 9 años, que se lo dedicó a su madre y que se llama, todo un título, "Corazón de hormigón". -¿Qué tiene que ver Palito con el rock? -Mirá, yo tuve una larga pelea con Palito. Creo que tenía que ver con que los rockeros éramos enemigos de la música comercial. Pero cuando yo era chiquito, me gustaba Palito, lo separaba de ese grupo. Después, lo encontré en un evento en el Faena, hablamos y me ofreció su estudio para grabar. Gratis. No me cobró. Le dije que sí. Tiene un estudio fantástico, queda lejos pero es bárbaro. Después, cuando empecé a ir, me recibía con asados, me trataba de puta madre. Me encontré con una familia hermosa. Julieta estaba embarazada, había y recibí mucho cariño. Ojo, me dio el estudio gratis pero yo le enseñé cosas. -¿Qué cosas? -Acordes. Y otras cosas que él vio y que le habrán servido. -Cuando festejaste tus 54 años en el Gran Rex, Palito subió a cantar "Corazón de hormigón" y tu público lo silbó. -Yo lo acepto. A Palito. -Hablaste de enemigos. ¿Cuáles son hoy tus enemigos? Se queda pensando y demora en contestar. Hasta que se larga: -Mi familia, mis amigos y los productores, en ese orden . -¿Tu familia es tu principal enemigo? -A mí me internaron dos veces. Me pegaron, me inyectaron de todo, me hicieron mierda. Eso lo hace un enemigo, y mi vieja fue la que aceptó y promovió todo. Entonces, qué querés que te diga, men. Yo elegí una vida y ellos no me dejan vivirla. Cualquiera deja la cocaína. Dice chau, y listo. Pero no es una cuestión de droga. La persecución viene de antes. En la dictadura, por ejemplo. Yo era izquierdista y para ellos estaba mal. Estuve en el Partido Comunista Revolucionario y no se lo bancaban. Todo esto es persecución y viene de lejos. Son cosas que no se olvidan, que no se perdonan, que te marcan, y te marcan mal. Los que me persiguen son enemigos. Pero, bueno, soy la prueba de que esta vida es posible. -¿Y tu hijo? -El ya dijo que me ama. -¿Cómo se entiende que tus amigos sean también enemigos? -Es que ahora ya no se usan uniformes, todos andan camuflados, no sabés quién es quién. Tengo amigos, o algo que se podría llamar así. Pero... Mirá, para mí, lo mejor es el fan, no porque te idolatra, sino porque te acepta tal cual sos. Lo de los productores no necesita explicación. El ya la resumió hace mucho en una frase. "El auto de los productores está tapizado con la piel de los músicos". Tiempo de volver a tocar un tema. Una balada bien García. Empieza: Hey, hey no me mires desde el puente hey, ya volverás a mí hey, nuestro amor es diferente hey, ya volverás a mí Frena abruptamente, y en tono confesional, serio, dice: "Este disco está entre 'Clics modernos' y 'La hija de la lágrima'". Hay que interpretarlo como que tiene la convicción de que está por sacar algo de su mejor cosecha. Cuenta que uno de los temas lo hizo para el padre. Se llama "Mundo B", cuyo primer verso es: "El es un hombre que hizo bien" Ya son casi las cuatro de la madrugada. Sigue la charla y sigue la música. En broma o en serio, quién lo sabe, tira: "Me voy a morir este año". -¿Pensás tirarte de un piso 30? -No, eso no fue para matarme. Cuando era chiquito tenía una pileta, y ponía una escalera en el borde para tirarme desde lo más alto. También me zambullía desde un molino de viento a un tanque australiano. Tengo mucha práctica en eso. En Mendoza no me quise matar. No te confundas, sé lo que hago, no soy un boludo. | |
Fuente: Clarin |
jueves, 25 de octubre de 2007
Yo No Quiero Volverme Tan Loco!!!
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